Frente a las tres conocidas categorías de riesgos que cubrimos las compañías de seguros, los materiales, los personales y los patrimoniales, emerge con fuerza una cuarta, los digitales.
Los riesgos digitales tienen una entidad propia y pueden, o no, terminar con un daño patrimonial (una pérdida económica, por ejemplo), pero sus efectos abarcan otros ámbitos de la persona y pueden ser muy perniciosos, sobre todo cuando se produce un robo de identidad. Sufrir un robo de identidad no solo afecta a nuestra esfera económica, también lo puede hacer a la moral (divulgando noticias falsas, por ejemplo) y a la propia salud, ya que el estrés consecuente puede derivar en una afección psicológica.
El robo de identidad tiene una muy compleja solución cuando ya ha sucedido: préstamos que han pedido en nuestro nombre, contratos de todo tipo utilizando nuestros datos personales, inclusión en bases de datos de morosos, comisión de delitos, etc. La clave está en la prevención. Intentar que no suceda. Y para conseguirlo, nuestra filial en Estados Unidos diseñó hace ya más de diez años un sistema de prevención del robo de identidad que se ha convertido en uno de los líderes del mercado norteamericano: Iris Identity & Cyber Protection.
Son muchas las entidades financieras, operadores de tarjetas, compañías de telecomunicaciones y aseguradoras de ese país que ya han incorporado este servicio preventivo del robo de identidad en los productos que ofrecen a sus clientes, como el banco Citi para sus 30 millones de clientes o Mastercard en un buen número de los países en los que opera. Desde hace algunos años ya lo estamos ofreciendo en Europa, consiguiendo una rápida implantación en los principales mercados. Recientemente hemos cerrado un acuerdo con BNP Paribas para la inclusión de este servicio a más 3 millones de sus clientes.
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