Las obligaciones en materia de prevención de riesgos laborales siempre han sido uno de los grandes quebraderos de cabeza de las compañías.
Sin embargo, la actual crisis del coronavirus ha elevado la complejidad a un nivel superior, multiplicando los deberes y las pautas que las empresas deben tener en cuenta para salvaguardar la salud de sus trabajadores.
El desafío no es sencillo. Se trata de una situación sin precedentes sobre la que las organizaciones han tenido que improvisar y actuar sobre la marcha para evitar contagios entre los empleados. A este cóctel se añade una dificultad extra: el deber empresarial de respetar la privacidad de los empleados. Y es que en esta emergencia los datos médicos de los trabajadores son considerados por ley especialmente sensibles, por lo que gozan de una protección mayor.
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